Uno de los temas más discutidos en el presente, y sin lugar a dudas en el futuro, es el reemplazo de la manufactura como motor de la economía americana, por lo que conocemos como la economía de la información, también conocida como la economía postindustrial.

El autor, un antiguo editor de las revistas Forbes y el Financial Times, refuta el planteamiento anterior, aduciendo que gran parte de esta premisa, se debe al desconocimiento de aquellos que proclaman la supremacía económica de los negocios en la era postindustrial -incluyendo las finanzas, programación, servicios relacionados con Internet y la industria del entretenimiento- sobre la realidad presente de la manufactura.

El análisis del autor discute con gran propiedad que la manufactura va más allá del ensamblaje de partes, cuando en realidad se mueve en una carrera acelerada al desarrollo de materiales avanzados Y sofisticados, además de la utilización de componentes de alta tecnología.

El éxito de la manufactura se concentra en la aplicación de la alta tecnología como el desarrollo de semiconductores, a la precisión de los ingenieros en el diseño de diodos de rayos láser, al diseño de equipos sofisticados, entre otros.

El autor presenta en este interesante texto una excelente comparación entre ambas economías, enfatizando el impacto del incremento de la productividad de la manufactura sobre la economía de muchos países, ilustrando con datos que a pesar de los problemas que Japón hoy enfrenta, su crecimiento y solidez económica nada tienen que envidiar a los Estados Unidos.

El enfoque del autor es sumamente interesante. Por ejemplo, presenta un análisis del sector de textiles -para muchos una industria muerta en los Estados Unidos- pero de acuerdo al autor, lo cual comparto, el potencial de crecimiento mediante el uso de materiales sintéticos es enorme, con la ventaja de que los costos de la labor no impactan el costo total del producto. Japón, por ejemplo, es uno de los mayores productores de productos con fibras sintéticas y sus costos de labor son más altos que los Estados Unidos.

El libro discute en un detalle apropiado un número significativo de nuevas tecnologías y la importancia de las exportaciones sobre el crecimiento económico, enfatizando el hecho de que los productos manufacturados son más fáciles de exportar que los productos de la era postindustrial.

El  libro termina con un plan de acción dirigido a los Estados Unidos, recomendando el incremento del ahorro, cambios en la compensación y otorgación de acciones a los ejecutivos que muchas veces sacrifican los beneficios a largo plazo y por resultados a corto plazo y  golpea la diplomacia americana en su debilidad de negociar tarifas con otros países, recomendando la imposición de tarifas de importación en los Estados Unidos, para defender los productos manufacturados en el país.

Este libro es una lectura obligada para toda persona con responsabilidad de la planificación estratégica de los países, especialmente el nuestro. Una gran lectura, aunque no necesariamente comparto todos sus planteamientos.