Durante los últimos años he tenido el privilegio de asistir a la actividad organizada por el nuevo día, junto al Instituto empresarial internacional, en la que se reconoce el éxito de un grupo de estudiantes que se han distinguido por sus iniciativas como empresarios durante el año en curso.
Quiero manifestar que para mí esta actividad de premiación tiene un profundo significado emocional debido a su contenido: Los relatos del éxito de los protagonistas, verdaderos héroes de una nueva etapa de desarrollo económico y social de Puerto Rico, Y la presencia de familiares y representantes de la comunidad de negocios tienes rinden un merecido tributo a estos jóvenes.
El libro nos narra las historias de éxito de 14 estudiantes que fueron reconocidos a nivel nacional como los mejores empresarios del año 2002, incluyendo, para el orgullo de todos los puertorriqueños, la historia de Roberto Arzola, recipiente del éxito empresarial en Puerto Rico.
Roberto es un joven nacido en un barrio pobre de Ponce. El era hiperactivo, Como una gran pasión para lograr lo que se propusiera, aún cuando otros le decían que él no podría hacerlo. Aquí comienza su historia de éxitos, cuando se convierte en un técnico a tiempo parcial como estudiante y de pronto se enfrenta al cierre del negocio, su fuente de empleo. Lejos de desalentarse, con la computadora de un amigo desarrolla hojas informativas de su nuevo negocio de reparación de computadoras, mientras que se busca un ingreso adicional cantando en un hotel de la ciudad.
La historia nos habla de la perseverancia de este joven para lograr un contrato para suplir computadoras al Departamento de educación y de cómo logró que un banco de su pueblo le facilitara un préstamo de 8000 $ para desarrollar su negocio cuando era un joven de 21 años, dueño de RCAM (Roberto Carlos Arbola Mejías), cantante a tiempo parcial de un hotel y augurado Como un fracaso por algunos de sus maestros. Más que nada, El es un ejemplo de perseverancia, de convertir los fracasos en oportunidades, con un lema digno de imitar: “aunque seas pequeño, trabaja en grande”. Tal vez lo más importante es que materializó ese lema con sus acciones.
Roberto narra como el negocio ha crecido y cómo consiguió nuevos contratos. Y nos cuenta sobre su capacidad de desarrollar ideas y de actividades, de competir, ser un buen estudiante, un excelente hiperactivo y un mejor maestro.
Mi parcialización por Roberto es comprensible, pero las otras historias de éxito de los protagonistas también son admirables y una verdadera fuente de inspiración. No puedo cerrar estos comentarios sin reconocer los méritos de este programa. Hoy, cuando muchos puertorriqueños miran a nuestra juventud sin muchas esperanzas, Las historias narradas en este libro, Las historias de éxito que escuchamos en estas actividades, la calidad de estos jóvenes empresarios emprendedores, abre un mundo lleno de esperanzas para la juventud puertorriqueña en la creación de un nuevo futuro.
¿Por qué no expandimos estos programas? Existe hambre en nuestra isla de historias de éxito, de modelos a imitar. Se necesita llenar los huecos que muchas personas han fallado en llenar, producto de su irresponsabilidad y cobardía.
A el Nuevo Día, Al Instituto empresarial internacional, A los patrocinadores y a todos los jóvenes Héroes de esta gesta, mis respetos y agradecimiento por contribuir a un mejor Puerto Rico, levantando en unas bases de trabajo y esfuerzos de innovación.
Espero que mi buen amigo José M Romaguera, cuyos esfuerzos por el desarrollo de una cultura de emprendedores en Puerto Rico data de años y que este programa es parte de su éxito, me mantenga al día del desarrollo del mismo.
Gracias a todos y ojalá este libro se discuta en las diferentes actividades de negocio y educación en Puerto Rico.
El autor es vicepresidente “senior” de manufactura y gerente general de medicina electrónica y deportiva de Electro Biology, Inc.