Ellos apostaron al cambio y triunfaron en sus diversos mundos. En 1948, cuando nadie quería usar pantalones de lona, Levi Strauss cambió para siempre el rostro de la ropa. En 1913, Henry Ford evolucionó la industria automotriz diseñando un carro apto para los bolsillos de la masa. Y, en 1975. Cuando las computadoras parecían artefactos de ciencia-ficción, Bill Gates desarrolló un sistema práctico que convirtió esta máquina en un miembro más del núcleo familiar.
Personas, A juicio de la fundación Pro humana y el programa de las naciones unidas para el desarrollo, que alteraron un paradigma por perseguir un ideal. Son ellos, en unión a la empresaria Anita Rodnick fundadora de body shop en 1976, tienda que fabricó por primera vez productos amigables con el ambiente, líderes que en vez de hacer parecer lo hicieron.
Precisamente, en hacer en vez de parecer estriba a la base de la responsabilidad social empresarial. Los logros de estos cuatro valientes encabeza el seminario internacional de responsabilidad social empresarial que organizaron las referidas entidades. Conocido por sus siglas RSE, Éste término se define como una nueva manera de hacer empresas, necesaria en este nuevo orden económico puesto que les asigna a los empresarios el complejo reto de construir una mejor sociedad depositando confianza en el capital humano.
A este seminario, joven puertorriqueña Lili Mar López, dadora de la entidad de tu parte a misión es crear un sentido de responsabilidad social en el país y simultáneamente mejorar la comunicación entre el sector privado, El gobierno, Las organizaciones sin fines de lucro, la prensa y la ciudadanía, asistió virtualmente, Y soñadora al fin, inicio una campaña educativa en su isla.
Reconocía que Puerto Rico, para mejorar su calidad de vida, tenía que crear alianzas. Y vio en el sector privado un nicho de responsabilidad. Organiza, un poco escéptica, en la primavera del 2004, El primer foro de responsabilidad social en Puerto Rico, Al que asistieron más de 200 personas. Vinieron oradores tanto de Latinoamérica como de los estados unidos. Tras el seminario, boletines cibernéticos y una revista piano al orientada al voluntariado y distribuida en las oficinas de médicos la joven provocó curiosidad en diversos sectores.
Simultáneamente, en su deber de conocer más sobre el tema, acudió a una conferencia en Venezuela, donde escucho a un hombre, que cuando nadie pensaba que podía darse un rostro humano a la economía, El se lo da.
Este orador era el doctor Bernardo Kliksberg, A quien Edgar Morín, Director emérito del Centro Nacional de investigaciones científicas de Francia, le atribuye este logro. Y a quien visita Puerto Rico el jueves 26 de agosto para señalar a los líderes de los diversos sectores de la sociedad el impacto moral, social y económico que tiene la virtud de ayudar al prójimo.A Sí mismo, invita a ver el voluntariado como una inversión necesaria y no como un acto de caridad.
En un artículo de su autoría, el doctor Kliksberg indica que el voluntariado genera en diversos países desarrollados más del 5% del producto bruto nacional en bienes y servicios sociales. En Europa occidental, su monto de operaciones entre ingresos y trabajos gratuitos superaba en 1995 los 500 millones anuales. En estados unidos, rondaba los 675 millones y en Japón 282 millones (según datos de la Universidad Johns Hopkins)… cifras alcanzables porque estos países se establecieron políticas públicas que fomentan actívame entre el voluntariado mediante incentivos fiscales, apoyo institucional, subsidios significativos y cultivando el sistema educativo, apunta el experto.
A pesar de la crisis social y de violencia urbana que atraviesa muchos países en Latinoamérica, Kliksberg reconoce que existe un potencial enorme para remendar el tejido social. Puerto rico invita López, también lo tiene. “Las empresas, al igual que otros sectores, tienen que asumir un papel proactivo en sembrar valores y confianza entre sus empleados, Y como secuela esta acción redunda en un bien para las comunidades, porque un país en crisis social no es rentable ni para el empresario ni para nadie”, agrega Lopez, quien tiene una maestría en administración de organizaciones sin fines de lucro.
Mientras, Marcia Rivera, investigadora social del Instituto latinoamericano de educación para el desarrollo y analista de Univisión, precisa que la responsabilidad social empresarial responde a la serie de encuentros que se suscitaron entre líderes internacionales tras la cumbre mundial efectuada en Johannesburgo en 1992. “por primera vez representantes corporativos fueron invitados al encuentro con los jefes de Estado, así como con los representantes de la sociedad civil. Posteriormente, se establece el pacto global y las metas del milenio. El Pacto Global, explicas Rivera trazó la meta de las corporaciones estimularan el desarrollo económico a base de unos principios que en síntesis promulgan bases de respeto entre los empleados. E intenta forjar un ambiente laboral que tenga como norte a la dignidad. Este conglomerado de principios, muchas veces establecidos en las misiones corporativas de cada empresa, es RSE. Y cada una, apunta López lo diseña de acuerdo con su idiosincracia.
Un ejemplo concreto de una empresa que podría figurar en ese portal es electro Biology Inc., liderado por el empresario Bartolomé Gamundi. Desde hace unos cinco años, Éste empresario creó una cultura de RSE. Fomenta el capital social desde el interior de su empresa con programas que fomenta la relación entre padres e hijos, ejercicios que eventualmente siembran capital social externo. Gamundi, fiel seguidor de Kliksberg, enfatiza que la apuesta a los humanos es la base de la confianza. Y debido al hecho de que las personas pasan una 160 horas al mes en el trabajo, es imperativo sembrar valores de bien sirviendo de ejemplo. “un proceso difícil”, confiesa Gamundi, “en el que podemos caernos muchas veces, pero nunca puede desfallecer”.
A mediados del 2004, cuando muchos dudan de la posibilidad de un mejor Puerto Rico, todavía quién es apuesta a la cadena humana. Al individuo.