2001, Editoriales

Creación de las riquezas

En el año 1935, el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, incorporó en todos los billetes de un dólar una pirámide, que simbolizaba la construcción de la riqueza duradera.

Hoy Lester C. Thurow, economista, profesor del Instituto de Tecnología de la Universidad de Massachusetts, usa la misma pirámide de las necesidades humanas creada décadas atrás por Abraham Marlow, en términos de su estructuración y desarrollo. En este excelente libro, el autor se concentra en discutir las diferentes etapas de la creación de la riqueza en términos de cuál es la ruta a seguir tanto por los individuos, como las naciones, dentro de una economía global de conocimiento. Las diferentes etapas discutidas por el autor, podemos resumirlas según sigue, de acuerdo a un orden establecido:

La organización social: La habilidad de organizarnos socialmente, construir o modificar la infraestructura, organizar la educación y los sistemas de salud.

Entrepreneur: Individuos que reconocen la importancia de la innovación y se concentran en el desarrollo de patentes.

Creando conocimiento: El desarrollo del conocimiento, creador de aperturas tecnológica, que promueven el crecimiento económico.

Habilidades y capacidades: Personas poseedora de conocimiento y educación para desarrollar nuevo conocimiento y nuevos productos.

Instrumentos: Motores de la inversión de capital en fábricas, hogares e infraestructura.

Recursos naturales y ambientales: Consideran que el ambiente y el crecimiento no son enemigos y deben completarse.

El ojo en la cima de la pirámide original, es comparable con el significado de la riqueza, considerando que al igual que la jerarquía de Marlow, las pirámides se construyen desde la base, hasta el tope, o sea, la riqueza se erige sobre unas bases sociales y económicas.

El libro es excelente, con un total de trece capítulos y un resumen final. El autor analiza las diferentes etapas de la formación de las riquezas en estos capítulos con las particularidades que conducen a dicho análisis, mediante una comparación de cada etapa en términos de su situación en Estados Unidos, Europa y Japón. Este análisis comparativo es sumamente rico en términos de estadísticas, historia y preñado de sugerencia innovadoras, para cada región en específico. La discusión de los temas, según cito con anterioridad, convierte este libro en un buen instrumento, para todas las personas que anhelan la conversión de nuestra economía en una de conocimiento, paso, que demanda sin cambio radicales a las reglas obsoletas que hoy nos rigen. El libro es rico en información, contribuye en términos de contenido al acervo del conocimiento de los administradores públicos y privados en Puerto Rico. Pero desgraciadamente, aunque incluye las referencias de notas al calce, la información del material de apoyo, no existe en el libro, y sólo puede conseguirse contactando al autor. Lo anterior para mí es un factor que limita al lector que quiera expandir su riqueza de conocimiento. Un gran libro recomienda su lectura.


Columna publicada en El Nuevo Día

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